Diario de una Sirena - Blog personal de Ondina Diario de una Sirena: · ¿La hora de la verdad?

miércoles, 17 de octubre de 2007

· ¿La hora de la verdad?

Hoy no ha sido un buen día. Bueno, últimamente ningún día lo es, pero hoy, en especial no lo ha sido, fui al médico a enseñarle las fotos... Sí, esas fotos de las cosas que expulso. Esas fotos que te envié para demostrarte que nunca, NUNCA -como al principio quisiste creer-, me he inventado nada sobre mi salud...
¿Qué fuerte, no, que hasta me culparas de inventarme una enfermedad -que tú me has provocado- para intentar hacerte daño...?
Por suerte pudiste ver los papeles. Pudiste vivir conmigo la operación. Pudiste ver... Y darte cuenta. Aunque en tu interior te lo niegas diariamente, quizás para poder vivir con la conciencia tranquila.

Sabes, la vida y, algunas personas, pueden hacerte mucho daño, pero hay que aprender a estar por encima del mal que te hacen y tratar de seguir adelante, aunque cueste ver que no todos tienen las mismas circunstancias, aun mereciéndolas. Todo eso cambia cuando el daño no sólo está en el corazón y/o en lo material, sino en algo tan íntimo y personal como lo es la propia salud...
Cuesta mucho... ver, cómo mientras tú te consumes lentamente en una cama, muerta de dolores, a base de pastillas, arruinándote por tantos médicos de pago y medicamentos y psicólogos para tratar de afrontar que estoy pagando las consecuencias de los actos de otra persona..., otros van por la vida como si nada hubieran hecho y disfrutando de salud sin remordimientos de ningún tipo... O lo que es peor aún: yendo de víctimas y sintiendo y tratando de hacer creer a los demás, que no han hecho, nunca, nada malo... a nadie. Porque no te conocen...
Pero es normal... No se puede esperar otra cosa, aún menos de ti... total, a quién le importa, ¿verdad? Nadie ha hecho nada... ¡Qué bien vivir en un mundo inventado en el que sólo tú existes y decide lo que ha pasado y lo que no!

El homeópata me ha dicho que deje de tomar la medicación durante dos semanas y que en ese plazo me vuelve a ver. No sé si me volveré a tomar el carcinosinum, si me ajustará la dosis o sencillamente, me cambiará de medicamento. Lo cierto es que llevo dos días sin tomarlo y sigo igual, no cesaron los mareos. Pero bueno, ¡llevo un día sin caerme!

Nunca pensé que una relación me podía salir tan cara...
En todos los sentidos, claro.
Y encima viéndome obligada a tener que llevar todo ésto con sentido del humor..., tiene gracia...

He dado órdenes expresas de que no traten de localizarte en el caso de que me tuvieran que volver a intervenir o quedase hospitalizada a causa de la enfermedad que me dejaste de regalo para que nunca en mi vida pueda olvidarte: no tiene ningún sentido informar a alguien que no quiere estar informado, ¿verdad?.

Aunque hay varias personas que me han jurado que si me pasara algo a consecuencia de esa enfermedad..., no harían mucho caso a mi petición. Yo personalmente no tengo en cuenta esas palabras porque las guían el dolor y la impotencia. Pero igual quédate tranquilo: sé de muy buena tinta que en cuanto la casa deje de ser nuestra, desaparecerás definitivamente; cambiarás de domicilio, de teléfono, de todo..... Como los que cometen un delito, que huyen para no pagar el daño que han hecho... Ya nos vamos conociendo...
Además, llegado el caso, no creo que nadie tuviera ánimos de nada. De todos modos, ¿qué harías tú si a la persona que más quieres en este mundo le hacen tanto daño...? Al menos el derecho de queja se tiene...

También cuentas con la seguridad de que no te voy a buscar... ni a molestar... ni a llamar... ni a enviar ningún correo electrónico más... Ni nada de nada, porque, una vez que nuestro pequeño paraíso desaparezca de nuestras vidas -en la mía hace mucho que ya lo hizo...-, nada tendremos en común. Mejor dicho, nada te atará a mí... Porque para mi desgracia, yo te llevaré conmigo el resto de mi vida, hasta el mismo día de mi muerte: en cada visita al médico; cada vez que no llegue a final de mes por los costes de la atención de pago; cada vez que esté metida en una cama con dolores, sangrando, con fiebre... Cada vez que me hagan una biopsia, una citología, una colonoscopia o una simple analítica para ver cómo van las defensas... Cada vez que la infección reaparezca; cada vez que no cicatrice una herida; cada vez que se infecte un simple arañón de Sam...
Cada vez que vaya al servicio y tenga que observar mis propios excrementos... Cada vez que me ponga el termómetro; cada día que pase sin que me levante a desayunar, ni almorzar, ni siquiera a beber... porque las fuerzas me abandonaron. Cada vez que me vuelva a dar de baja por no poder seguir... Cada vez que me incorpore al trabajo y no pueda estar sentada más de media hora... Cada vez que me tome una medicación, ya sea para el dolor, para subir las defensas, o para tratar de frenar la "infección"...

Esta es mi despedida, pública, porque creo que todas aquellas personas que han estado leyendo mis sentimientos hacia ti, deben saber cómo es la persona a la que he amado... y sigo amando. Lo mío tiene un nombre, ¿sabes?, porque no es normal amar a alguien que ha hecho tanto daño... DEPENDENCIA EMOCIONAL. O simplemente, locura...

Muy probablemente en una semana o dos se firme la escritura de compraventa, pero ya me avisarán de ello. Ya sabes que mañana vienen a tasar la casa...
Todo está llegando a su fin...
Siempre has sabido que a pesar de todo, te he amado. Intenté sembrar el odio en mi cuerpo, más aún a raíz de saber lo de la enfermedad... Pero mi amor luchó y siempre fue más fuerte...
Sin embargo, tú sólo volviste porque querías sentirte mejor contigo mismo al estar en aquellos momentos tan duros en mi vida, conmigo. Pero no eras sincero. En tus sentimientos. Ni en nada.
Hay cosas que no cambian. Ni cambiarán.
Juega a tu favor, para rehacer tu vida, que no eres sincero y la gente no te conoce. Bueno, y la cara de no haber roto un plato en tu vida... Aunque ya se sabe, las apariencias engañan..., ¡vaya que si engañan...!
Juega en mi contra, para salir de todo ésto, yo misma...
No te deseo lo peor, aunque hiciste grandes logros para ganarlo, porque nadie merece nada malo y porque no es mi forma de ser ni de ir por el mundo. Sólo me gustaría que, alguna vez, en tu vida, llegues a darte cuenta, DE VERDAD, del daño que me hiciste dentro y fuera de los casi ocho años en los que creí tener una relación contigo. Sólo eso. Y lo mucho que dí e hice por ti y por nuestra relación.
Dije que nunca más escribiría nada en esta página, pero... debía despedirme... De ti, de lo que existió dentro de mí por ti y, ..., del pasado...
Te recordaré cada día, lo sabes bien, y no porque quiera, sino porque estás dentro de mí... Ya puede comprender mejor cada entrada de este blog todo aquél que lo ha leído...
Ningún latido me recuerda a ti. Todos reviven lo que yo siento.
Ningún azul te dibuja en mi cuerpo o en mi mente. Todos despintan mis sentimientos.
Ninguna cita rememora tu amor. Todas apuntan al dolor que habita mi cuerpo por amar a alguien como tú...
Ninguna poesía exclama tus sentimientos: todas caen a los pies de mi corazón.
Ninguna reflexión es digna de ti... Todas han salido de la necesidad de olvidarte...
Ha llegado el fin. Al menos aquí. Supongo que "en la realidad" -como si lo que escribo fuera ficción..., ¡ay!-, pues supongo que en la realidad, aún nos quedan un par de semanas de estar en contacto... hasta que se haga efectiva la venta de la casa.
Es difícil decir adiós... cuando sabes que de una forma u otra voy a estar conviviendo contigo cada día del resto de mi vida. Pero sí, es difícil pensar, darse cuenta, que ya todo acabó definitivamente. Que cualquier estúpida -porque pensar en volver contigo no es más que éso, una estupidez por mi parte- oportunidad de estar juntos se desvaneció... Que ya nunca más existirá ese punto de encuentro que compartimos durante un tiempo y que albergó las esperanzas -las mías, claro- de una vida en común contigo, de un proyecto de futuro, de...
Es absurdo.
Tengo que aprender a pensar en mí y sacarte de ese lugar tan inmerecido en el que te encuentras..., mi corazón.
No se me ocurre cómo terminar todo ésto. No se me ocurre..., pero he de hacerlo.
No puedo Enrique, no puedo...

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