· Llueve en mí...

Tu mano rozó la mía como por descuido. El tiempo se paró en un latir de emociones que vibraron al unísono entre mis dedos y mi corazón, echó a volar en busca de recuerdos… Casi había olvidado la sensación que me produce la cercanía de tu piel.
La lluvia nos sirvió para mojar el papel de las heridas y nuestras miradas, se cruzaron en un diálogo de anhelos y suspiros en memoria de aquello que fue nuestro pequeño paraíso, la complicidad de un amor que no termina de morir.
Me volvieron a seducir tus labios. No decías nada, al menos, mi atención se la presté a tu boca; el sonido de tu voz penetraba en mí con la ilusión de un regalo inesperado y su melodía fue absorbiendo el deseo de continuar sus notas en la mía.
Una suave brisa acaricia mi rostro; abro los ojos y me inunda una radiante luz. Sin duda hoy es un hermoso día, pienso; al fin y al cabo, después de la tempestad siempre vuelve la calma…
Mi mano se extiende a través de las sábanas para buscar la tuya… Pero, no estás… El sueño embriagó una noche más mi soledad, solo que esta vez soñé despierta…
Después de dos meses, sigue lloviendo en mí tu recuerdo.

Y te sigo amando…